sábado, 23 de abril de 2022

Columbo & Columbo en un café

 



-       Henos aquí de nuevo.

-       Me sorprende que esto se haya transformado en hábito. Una buena costumbre en realidad.

-       Hace un rato leí un breve texto de Stevenson, su título me recordó a nosotros <Veo un pequeño café donde te propongo que nos sentemos >[1]

-       Pero a usted le gusta pasear

-       Pero usted nunca puede, que el trabajo, la familia

-       Bueno sí, tengo una vida normal ¿no?

-       Sí, el que se sale de la norma siempre he sido yo, aunque usted sabe cuánto lo he intentado.

-       Las mismas en las que le he dicho que no todos podemos serlo, de otro modo la curva de Gauss no tendría sentido alguno y, como sea, diga usted lo que vaya a decir, es una verdad estadística imposible de desmentir. Ahora, anormal no significa peor.

-       Tampoco mejor.

-       Cierto, ¿nos sentamos entonces?

-       ¡Claro! ¿qué piensa usted de la resignación?

-       ¿Ese es el tema hoy? umm difícil, empiece usted porque es obvio que ya trae algunas ideas que quiere compartir conmigo si es que se puede llamar así a una seguidilla de palabras que pueden desatar imágenes y vivencias muy opuestas.

-       Hasta que no demos con una forma de telepatía bajo control no podremos sino recurrir a esta vieja forma de comunicación.

-       ¿<Bajo control>?

-       ¡Sí pues! contenidos específicos, no cualquier cosa.

-       ¡Ah claro! De otro modo sería tan caótico como compartir sueños.

-       Algo así. Visitemos la resignación entonces. Ya no me parece tan espantosa como antes, creo que se trata de poner los pies en la tierra.

-       Está hablando como un viejo Sr. Energía infinita.

-       No se burle, no me voy a calmar, al contrario, tengo muchas cosas por hacer y cambian día a día.

-       ¡Ah, sí! La resignación no tiene por qué ser sinónimo de rutina o de aburrimiento.

-       Sí, el concepto tiene mala reputación porque se parece a rendirse y en un mundo que valora solo a los winners, a los resignados no nos dejan mucho espacio.

-       ¿Rendirse? Claro, si dejar de perseguir quimeras o aceptar las limitaciones de uno en cualquier ámbito es rendición en lugar de aceptación de la propia circunstancia, quiere decir que hay una confusión de conceptos.

-       Eso es lo que digo, darse de cabezazos a sabiendas del daño a sí mismo no constituye heroísmo sino masoquismo.

-       ¡Mire!, al fin el mozo se dio cuenta de que estamos aquí.

-       ¿Qué va a pedir usted hoy?

-       Pediré lo que nunca hay: ponderaciones y un café con leche.

-       En eso no se resigna, ya sabe la respuesta.

-       Es un deseo más que una lucha ¿cómo sabe si un día, por no pedirlo me pierdo de la posibilidad?

-       Y entonces, ¿por qué se resigna en cosas más importantes?

-       Por una vez déjeme responderle con una pregunta ¿Por qué lo hizo usted?

-       Touché

 

 

-       Entiendo su silencio: la estabilidad dividida por el riesgo menos la pérdida de raíces cuadradas, redondas y de cualquier tipo implican una alta posibilidad de quedar en cero.

-       Algo así. Lo que me recuerda lo mismo que usted me dijo en alguna ocasión, uno conversa los problemas y temas importantes con personas cuya respuesta conoce de antemano. Usted sabe que yo le diré que…

-       Sé perfecto lo que sigue a continuación, no es necesario insistir, de hecho, no tiene por qué asumir esa pose de profesor conmigo, desde el inicio de este diálogo, asumí que hablaba con un experto, no tiene para qué hacer más esfuerzos.

-       Noto cierta molestia en su tonito.

-       Jajajajaja, ¡para nada! ¿no me cree que me convenció?

-       ¿De qué?

-       Que para todo hay un momento y una circunstancia, más tarde la salida más digna es la conformidad, la aceptación. No tiene sentido ir en contra de la corriente, uno se cansa y sufre demás.

-       Creo que usted parece hablar de la aceptación de un duelo más que de una actitud sostenible en otras áreas de la vida.

-       Me falta su naturalidad.

 

- Sí, Sr. ¡Tenemos ponderaciones esta vez!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

La cortaron verde

  Luego del portazo producido por el viento de ese verano, se quedó a cargo del cuidado de la chacra. Era pequeña, pero para quien solo sabí...