En
un jardín pequeño, pero bien cuidado vivían una serie de habitantes pequeñitos,
chanchitos de tierra, lombrices, las antipáticas tijeretas y para incomodar a
todos, una chinita reclamona e inconformista. De visita llegaban mariposas de
distintos colores y rara vez, algunas extravagantes libélulas y palotes. La
libélula era fascinante no solo por su transparencia y tamaño, sino porque se
habían convertido en símbolo de buena suerte, sería porque se veían rara vez
por los jardines de la ciudad.
− Mi
prima me dijo que en el campo hay muchas, son las de aquí las que se creen la
muerte.
− Ay,
Chinita, siempre desconfiando, debe ser porque son esas alas transparentes
pueden recorrer grandes distancias sin inmutarse, se ven elegantes y además hacen
un ruidito divertido.
− Bah,
los tábanos también, pero a nadie le hacen gracia pues Chanchito.
− ¡Ah!
Es que son tan cargantes y peludos esos bichos, ¿has escuchado lo que decía la
Niña?
− Ja
ja ja ja ja ja Sí, que llegó a rodar por el suelo por andar espantando a unos
que la perseguían, pensaba que iban a venir millones y se la iban a comer. Las
tonterías que se imagina esa cachorra.
− No
es cachorra, es una niña, una humana pequeña.
− ¡Cachorra
pues!
− ¡Aaaagh!
¿por qué andas tan antipática hoy Chinita? Cada vez que un humano te ve se
acerca para ver qué haces y a dónde vas.
− Es
que soy muy pequeña y me dan ganas de volar y conocer otros lugares, como las
mariposas o los colibrís. ¿Has visto esos pajaritos graciosos que vienen a
libar donde el señor abutilón? Siempre cuentan historias de otras partes, de flores
distintas.
− ¿No
nos quieres, no nos encuentras lindas? Todos admiran nuestra belleza y aroma. ¡Me
ofende tu comentario Chinita!
− Oiga
que es sentida usted doña Rosa Rosales, también la encuentro linda y carne de perro,
además, usted resiste bien el calor, el frío, la falta de riego, es una súper
heroína de cualquier jardín.
− No
le pongas color tampoco Chinita, bastaba con pedir disculpas.
− Es
que no tengo por qué disculparme con nadie. Quiero conocer jardines donde haya
tulipanes, claveles, dalias, liliums y muchas flores más.
− ¿Aunque
ya conozcas a la más bella?
− Oiga
Doña Rosa presumida, hay belleza en muchas partes, en las manzanillas, los
dientes de león con sus semillas volátiles, los diamelos y sus flores de dos
colores, en el caparazón de Don Chanchito
− ¿En
serio Chinita? ¿es verdad que encuentra lindo mi traje?
− Oiga,
yo quisiera tener un traje tan útil, tan fino y bien diseñado, imagínese, a
usted le da susto, se vuelve bolita y rueda para que no lo alcancen ¡genial!
− Chinita,
su traje es uno de los más lindos que hay, negro con puntos rojos, muy top.
− Gracias
Rosita besitos, es un gran halago viniendo de usted que es tan linda.
− ¿Qué
es eso de que se quiere ir Chinita? Qué injusto me parece su reclamo, ¿está
aburrida de nosotros acaso? Yo solo florezco una vez al año y con suerte; no
puedo moverme, pero estoy feliz con mi color y mi ubicación en el jardín.
− No
sé si es injusto o no, pero dio en el clavo Don Agapanto, el punto es estar
contenta con la vida que le toco ¿no es así? Usted es feliz con su flor de
muchas flores, el color, el tallo que le da garbo y perspectiva para ver a sus
colegas flores ¿o no?
− Qué
complicada se pone usted Chinita Reclamona ¿qué pasaría si encuentra otros
jardines y no es feliz allá?
− Muy
buena pregunta Doña Cala, lo he pensado mucho. A veces la felicidad está en la
idea de alcanzarla ¿no le parece?
− Explíquese
por favor. Tenemos tiempo. Tiempo es lo que más tenemos en el jardín.
− Jajajajajaja
¡claro! Mire, a veces la felicidad, definida como conformarse con una situación,
es un estado de sabiduría, porque es la aceptación de la propia inmovilidad y
estar agradecida por haber florecido, echar raíces y seguir existiendo. Ser
feliz con lo que te tocó ser, pero fíjese usted, algunos necesitan moverse para
vivir, como los picaflores, las mariposas y ni hablar de las aves migratorias.
Es posible que alguna de ellas quiera quedarse cuando está cansada o les gusta
un lugar, pero no puede.
− ¿Quiere
decir que la felicidad es un estado definido por cada uno?
− ¡Te
noto lento Caracol!
− La
lentitud es mi naturaleza Grillo mal educado.
− Creo
que sí Don Lirio hay colegas mías muy felices con ayudar a librar a las flores
del jardín de pulgones y otras plagas, pero no sé qué me pasa a mí que no me
conformo con un solo lugar, quiero conocer más. A veces he tratado de volar con
mis alas chiquititas y transparentes para ver si el viento me lleva lejos, pero
no me ha resultado.
− Yo
puedo ayudarla Chinita Reclamona.
Todos
los habitantes del jardín quedaron impactados con el ofrecimiento de la Señorita
Libélula, sobre todo por lo antipática que había sido la Chinita con ella. Casi
se escuchó un largo ooooooh de sorpresa de los mismísimos catreus, por lo
general pinchudos e inconmovibles.
− ¿Me
está molestando Doña Libélula de la buena fortuna?
− Súbase
por mi ala hasta arriba, ponga firmes sus patitas y yo la llevo donde quiera ir
y mi vuelo alcance.
Así
lo hizo la Chinita Reclamona, se subió, se despidió de todos y les prometió que
les enviaría noticias de jardines lejanos con las mariposas y los picaflores.
Las flores se giraron para verlas volar y los insectos comenzaron a extrañarla
enseguida, sobre todo Chanchito que también con la pena, no solo con el susto,
se hacía bolita.