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jueves, 5 de septiembre de 2024

129

 


129, pero con trampa. Todavía no saco los cuentos aburridos o textos sin sentido y fundí las entradas de Japón. Saqué solo los más vergonzosos, aunque contradiga lo que escribí en [1]Oración ¿Para qué? o ¿por qué? [i]domanda inutile, dice una vieja canción italiana.

Perdí el toque, escuché decir a alguien a propósito de otra cosa. Ya volverá, ya lo encontraré y si no, no es para tanto. Lo raro es que el blog está teniendo más lecturas, me da curiosidad y un poco de vergüenza por los malos escritos. Tengo historias dando vueltas por ahí, pero sin mucha alma si se puede usar esa expresión exagerada y hasta cursi.

129 que debieran ser 30. A lo más.

 



 


sábado, 28 de mayo de 2022

Oración II

 


Que sea capaz de escuchar los comentarios sin poner caras ridículas.

 

Me gusta celebrar, pero detesto esos momentos en que se canta la canción del feliz cumpleaños ¿qué hace una en ese momento? Mirarlos a todos, quedarse pegada mirando las velitas, tontear. Eso hago. Me pongo a cantar con voz operática en mi propio cumpleaños, así nos reímos todos. Es más difícil soportar la lectura de comentarios de lo que escribo, son más largas que un cumpleaños feliz y no hay forma de ponerse a tontear en esos momentos. Muchas cosas se pasean por mi mente para evitar concentrarme. La única vez anterior no escuché nada de lo que decían, atiné a agradecer y luego pedirles copia de sus escritos para leerlos con calma.

Tú tranquila, estoy acá

Que la confirmación el exhibicionismo y el narcisismo implícito sea soportable

Eso ha sido lo más difícil de tolerar, esos motes de intelectual que se supone implica la afición por escribir, supieran lo ignorante que soy, que leo algo y se me olvida dónde y quién lo escribió. Que hasta leo textos míos y no me parecen propios, no solo por el síndrome de impostora, sino porque muchos no vuelvo a leerlos en mucho tiempo. Los reconozco por las emociones, no tanto por el contenido. Asumo que escribir y exponer textos es la sombra de la personalidad melancólica funcional, más o menos. El lado b.

Tú tranquila, estoy acá

 

Que no se aburran los asistentes

Ya sé, no depende de mí, no en exclusiva, pero igual lo siento como una presión. Sí, es irracional, por eso esto se llama oración, El acto de rezar, pedir, a la entidad que una dote de poder como para cumplir deseos banales es irracional, por eso este texto, porque me dan ataques de irracionalidad en el estrés.

Tú tranquila, estoy acá

Que me acuerde de esta sensación y nunca más lance un libro, aunque me haya propuesto tres.

Ay, si no fuera porque las palabras pesan, se esculpen en alguna parte y me generan deudas, esta sería la oración más fácil de cumplir, pero ¡pucha! ¿Por qué dije tres? Encima dije que el tercero sería algo liviano, divertido como cuando me dio por escribir de cocina y las tareas domésticas. Reniego de esas palabras, las borro, nunca dije eso, me sacaron de contexto. No era yo en ese momento, debo haber estado con trago. Ya sé, vale igual, pero es un atenuante de la culpa. No fui yo, fue la desinhibición de la corteza cerebral frontal.

Tú tranquila, estoy acá

 

Stephan Moccio, Kaleidoscope

https://youtu.be/d7CpuZfQJhE

 

https://nopoderdecir.blogspot.com/search?q=oraci%C3%B3n


lunes, 18 de junio de 2018

Oración



Estimado/a lector/a: luego de cada frase numerada, usted responde “Tú tranquila, estoy acá”



¿Cuál es el sentido después de todo?, ¿Para qué?, ¿Para quién?
Tal vez no todo debe tener algún sentido, la vida está llena de absurdos y actos inútiles. Escribir puede ser uno más y no hará sino dar cuenta de ese fenómeno. Viéndolo así, también tengo el derecho al absurdo, como cualquiera.

       1.  Que sea bienvenido el derecho al absurdo.
Tú tranquila, estoy acá


Recuerdo como partió, era una niña solitaria, llena de preguntas, creciendo en un mundo de adultos en relación compleja. Como regalo de cumpleaños clásico de la época, a los 7 años recibí un diario de vida. Completé 8, cada cuaderno más grande que el anterior y sin candados. Los guardaba en rincones o, a veces, en lugares evidentes que, por ser tales, nunca eran registrados.
Me acostumbré a escribir lo que no podía decir. Las veces que he leído esos cuadernos compruebo esa tesis. La historia detrás de eso no viene al caso, pero ha de entenderse que los mecanismos de adaptación son muy ubicuos y el mío fue ese. Sostener un diálogo interno fue el modo de lidiar con las emociones y sentimientos sin cauce de expresión.

2. Que permanezca el mecanismo de sobrevivencia
                Tú tranquila, estoy acá

A estas alturas, sigue siendo igual. Acostumbro a escribir cartas, que rara vez, casi nunca más bien, entrego. Mando correos o felicitaciones en donde puedo decir a las personas cuanto me importan, cuando así es, por cierto.
¿Para qué escribir entonces? Por la expresión, por poder decir.

3. Que sea posible decir
Tú tranquila, estoy acá

¿Escribir qué? Fantasías, recorridos por la inevitabilidad del cierre estructural, las decisiones vitales hechas sobre la base de suposiciones e hipótesis de lo que otros pueden estar decidiendo. Esos juegos interminables de confusiones comunicacionales, errores de sincronías y mundos interiores construidos quizás sin base. No he logrado hasta el momento, ni de cerca, llegar a eso.

4. Que la neurosis sea expresada hasta el hartazgo
Tú tranquila, estoy acá

Creo que aún escribo por no poder decir. La mayor parte de lo que he escrito es lo que no dije.
Supongo, deseo más bien, lograr escribir fuera de mí, sacarme el traje de racionalidad y de lo que se espera que alguien como yo escriba. Salir de mí, inventar otros mundos, otras vidas. Lograrlo sería como vivir más que la propia existencia. Quisiera entonces abrir el cerebro, el mío, a otras posibilidades. Salir del traje de gruesa tela que parece rodearme, que me impide vencer el pudor y me hace escribir tan crípticamente, que las emociones terminan en un escondite en extremo recóndito. Tanto que casi quedan sin espacio.

5. Que la anhelada ficción me sea revelada.
 Tú tranquila, estoy acá

Al mismo tiempo pienso que mostrar el propio mundo es un acto narcisista y exhibicionista, pero ¿es acaso posible escribir si no es a partir de una misma?  No se puede invadir otras mentes, ni siquiera escudriñarlas en sus algoritmos más básicos, si así fuera, el comportamiento podría predecirse y la vida sería una fomedad.

6. Que me sea tolerable el narcisismo y el exhibicionismo.
Tú tranquila, estoy acá

He intentado con cuentos de varias capas de significación, algunos tan rebuscados que creo difícil que tengan el efecto que los inspiró. Otros son tan simplones que se adivinan en el primer párrafo, eso creo. Me sale fácil escribir anécdotas, escritos irónicos y relatos cómicos, pero cuando más necesito escribir, me domina la melancolía y la desorientación. Un sarcasmo en sí mismo. 

7    7. Que me sea posible pasear por diferentes emociones y poder escribirlas.

Tú tranquila, estoy acá

Publico los cuentos o borradores en un blog, para vencer el pudor, para acostumbrarme a la exposición. Lo mismo que este encargo. Quiero decir lo que tengo que decir sin tener que cuidar demasiado las formas ni temer que alguien se sienta tratado sin justicia. El exceso de empatía no es buen compañero de un cuento logrado.
Sin embargo, no dejo de pensar aún en el hipotético lector de mis cuentos.
¿Para quién escribo? Las más de las veces para quienes no pude decir lo que quería, las menos para una audiencia anónima que tal vez se conecte con las mismas temáticas.

      8. Que me dé lo mismo el lector en tanto personas identificables.

Tú tranquila, estoy acá

En un clivaje de estas reflexiones, apareció otra idea. Si aprendo a decir tal vez no podré escribir. Si aprendo a escribir ¿estaré aprendiendo a decir?

     9.  Que pueda escribir y decir. Decir y escribir.

Tú tranquila, estoy acá





La cortaron verde

  Luego del portazo producido por el viento de ese verano, se quedó a cargo del cuidado de la chacra. Era pequeña, pero para quien solo sabí...