lunes, 18 de junio de 2018

Oración



Estimado/a lector/a: luego de cada frase numerada, usted responde “Tú tranquila, estoy acá”



¿Cuál es el sentido después de todo?, ¿Para qué?, ¿Para quién?
Tal vez no todo debe tener algún sentido, la vida está llena de absurdos y actos inútiles. Escribir puede ser uno más y no hará sino dar cuenta de ese fenómeno. Viéndolo así, también tengo el derecho al absurdo, como cualquiera.

       1.  Que sea bienvenido el derecho al absurdo.
Tú tranquila, estoy acá


Recuerdo como partió, era una niña solitaria, llena de preguntas, creciendo en un mundo de adultos en relación compleja. Como regalo de cumpleaños clásico de la época, a los 7 años recibí un diario de vida. Completé 8, cada cuaderno más grande que el anterior y sin candados. Los guardaba en rincones o, a veces, en lugares evidentes que, por ser tales, nunca eran registrados.
Me acostumbré a escribir lo que no podía decir. Las veces que he leído esos cuadernos compruebo esa tesis. La historia detrás de eso no viene al caso, pero ha de entenderse que los mecanismos de adaptación son muy ubicuos y el mío fue ese. Sostener un diálogo interno fue el modo de lidiar con las emociones y sentimientos sin cauce de expresión.

2. Que permanezca el mecanismo de sobrevivencia
                Tú tranquila, estoy acá

A estas alturas, sigue siendo igual. Acostumbro a escribir cartas, que rara vez, casi nunca más bien, entrego. Mando correos o felicitaciones en donde puedo decir a las personas cuanto me importan, cuando así es, por cierto.
¿Para qué escribir entonces? Por la expresión, por poder decir.

3. Que sea posible decir
Tú tranquila, estoy acá

¿Escribir qué? Fantasías, recorridos por la inevitabilidad del cierre estructural, las decisiones vitales hechas sobre la base de suposiciones e hipótesis de lo que otros pueden estar decidiendo. Esos juegos interminables de confusiones comunicacionales, errores de sincronías y mundos interiores construidos quizás sin base. No he logrado hasta el momento, ni de cerca, llegar a eso.

4. Que la neurosis sea expresada hasta el hartazgo
Tú tranquila, estoy acá

Creo que aún escribo por no poder decir. La mayor parte de lo que he escrito es lo que no dije.
Supongo, deseo más bien, lograr escribir fuera de mí, sacarme el traje de racionalidad y de lo que se espera que alguien como yo escriba. Salir de mí, inventar otros mundos, otras vidas. Lograrlo sería como vivir más que la propia existencia. Quisiera entonces abrir el cerebro, el mío, a otras posibilidades. Salir del traje de gruesa tela que parece rodearme, que me impide vencer el pudor y me hace escribir tan crípticamente, que las emociones terminan en un escondite en extremo recóndito. Tanto que casi quedan sin espacio.

5. Que la anhelada ficción me sea revelada.
 Tú tranquila, estoy acá

Al mismo tiempo pienso que mostrar el propio mundo es un acto narcisista y exhibicionista, pero ¿es acaso posible escribir si no es a partir de una misma?  No se puede invadir otras mentes, ni siquiera escudriñarlas en sus algoritmos más básicos, si así fuera, el comportamiento podría predecirse y la vida sería una fomedad.

6. Que me sea tolerable el narcisismo y el exhibicionismo.
Tú tranquila, estoy acá

He intentado con cuentos de varias capas de significación, algunos tan rebuscados que creo difícil que tengan el efecto que los inspiró. Otros son tan simplones que se adivinan en el primer párrafo, eso creo. Me sale fácil escribir anécdotas, escritos irónicos y relatos cómicos, pero cuando más necesito escribir, me domina la melancolía y la desorientación. Un sarcasmo en sí mismo. 

7    7. Que me sea posible pasear por diferentes emociones y poder escribirlas.

Tú tranquila, estoy acá

Publico los cuentos o borradores en un blog, para vencer el pudor, para acostumbrarme a la exposición. Lo mismo que este encargo. Quiero decir lo que tengo que decir sin tener que cuidar demasiado las formas ni temer que alguien se sienta tratado sin justicia. El exceso de empatía no es buen compañero de un cuento logrado.
Sin embargo, no dejo de pensar aún en el hipotético lector de mis cuentos.
¿Para quién escribo? Las más de las veces para quienes no pude decir lo que quería, las menos para una audiencia anónima que tal vez se conecte con las mismas temáticas.

      8. Que me dé lo mismo el lector en tanto personas identificables.

Tú tranquila, estoy acá

En un clivaje de estas reflexiones, apareció otra idea. Si aprendo a decir tal vez no podré escribir. Si aprendo a escribir ¿estaré aprendiendo a decir?

     9.  Que pueda escribir y decir. Decir y escribir.

Tú tranquila, estoy acá





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