domingo, 8 de abril de 2018

Paseo


- Los humanos no saben que podemos ser felices.

- ¿No lo notan en el movimiento de la cola ni en la lengua colgando o en la agitación de los movimientos?

- No, creen que todo lo que hacemos gira en torno a ellos y a la comida.

- Ya, apúrate sal por aquí. Yo te levanto la reja, pasa rápido. Después paso yo.

- ¡Salimos!,¡Solo nos queda atravesar 3 patios más y a pasear!

- ¡Mira, hay agua ahí!

- ¡Jajajajajajajajaja! Quedaste con el hocico todo embarrado.

- Allá están los amigos encerrados, tampoco los dejan salir. Vamos a verlos.

- ¡Vamos!

Corrían libres por el barrio, las orejas al viento, el pelo largo agitándose hasta antes de pasar por charcos de agua, luego serían un puñado de motas embarradas y apelmazadas. A veces uno corría en una dirección y el otro en otra, luego ladraban y volvían a encontrarse. Exploraban árboles, jardines, caminos nuevos. Marcaban el territorio como si no fuese a haber otra oportunidad.

- ¡Corre, corre! Ahí andan en auto buscándonos y llamándonos. ¿viste que nos quieren?

- ¡Escóndete, ahí, detrás de ese auto! Seamos libres un rato más. Después nos vamos a la casa.

- ¡Ya!

Se largaron de nuevo en una gran carrera, correr rápido, sentir el corazón agitarse, el aire en la nariz, diferentes olores. Era un verdadero festival de libertad.

Pasearon por horas, no respondieron a los llamados de sus humanos, pero estaban contentos de ser buscados.

- Esto es la felicidad entonces.

- Sí, pero también soy feliz en nuestro patio, en los rincones nuestros. Molestando a los humanos, comiendo esa comida segura en la mañana y en la tarde, persiguiendo pájaros. Llevando los ratones muertos cerca de la ventana y escuchar el grito de asco de la humana mayor.

- ¡Jajajajajajajaja! verdad y echarse de espaldas para que nos acaricien el vientre. Eso también es ser feliz.

- Eso es lo que no entienden. La felicidad tiene matices, a veces se parece a un relámpago seguido de un trueno estremecedor…

- Esos que te dan pánico.

- Sí, esos.

- y otras veces es como una tarde de verano bajo un árbol que da gran sombra.

- Pero conozco a muchos que se la pasan tratando de morder los relámpagos lo mismo que neumáticos de los autos.

- No se puede, pero es emocionante intentarlo y cuando salimos así, cuando nos escapamos, es eso, morder el relámpago.

- ¿Aunque venga el trueno?

- Aunque venga el trueno y comience a tiritar entero.

- Cierto, la gama de sensaciones es el registro de la vida.

- No quiero esa vida mimada, llena de comodidades y seguridad comprada.

- ¿Cómo esos que usan chalecos, adornos y hasta zapatos? ¡Ah, no! Máxima humillación. También prefiero honrar a la antigua manada, alguna vez fuimos salvajes y no me quiero parecer a los humanos.

- En todo caso, nosotros somos bien privilegiados te diré.

- Lo tengo claro: comida segura, cariño y pertenencia ¿qué más se puede pedir?

- ¡Esto pues! Nuestro paseo por el lado salvaje, como dice la canción de Lou Reed Walking on the wild side.

- Algunos no salen por miedo y no me refiero al miedo de perder la seguridad, sino a la angustia del paseo, al miedo a lo inesperado, a lo desconocido a querer quedarse afuera también.

- Así es, he visto eso. Que triste, se les pasa la vida solo imaginando como sería pasear.

- ¡Corre, corre! ¡Viene ese grandote a buscar camorra!

Huyeron despavoridos por el pequeño bosque cercano y lograron despistar al grandote. El corazón les latía a mil, la lengua se alargaba y los músculos estaban un poco flojos.

- No olvidaré este paseo.

- ¡No! Corramos un poco más, mientras aún se puede. Aunque nos dé miedo, aunque sepamos que un día no habrá más paseos.


Corrieron hasta agotarse, cuando la sed de agua limpia y el hambre se hicieron muy intensas, volvieron a la casa. Muy exhaustos como para regresar por su escape secreto, se dedicaron a ladrar en la puerta de la casa.

La humana les abrió, los miró detenidamente: cansados, sedientos, sucios y mojados. La escucharon decir – si no fueran perros, juraría que son felices.

Lou Reed, Walk on the wild side


La cortaron verde

  Luego del portazo producido por el viento de ese verano, se quedó a cargo del cuidado de la chacra. Era pequeña, pero para quien solo sabí...